¡Qué difícil es a veces el proceso de sanar!

Cuantas veces me encuentro con personas que me cuentan lo difícil y cansado que les está pareciendo el proceso de sanar. Y empatizo mucho con esa sensación, la reconozco porque la he sentido muchas veces cuando estaba sanando, una mezcla de tristeza, cansancio, miedo y desesperanza. La he sentido cada vez que la vida me ha puesto una situación difícil o cuando he tenido tomas de consciencia importantes, en definitiva, cada vez que se me ha presentado un reto para superar y crecer.

Por eso desde este lugar, me gustaría compartir, que a veces hay que dejar que todo se rompa, que todo lo anterior se destruya, decir adiós a personas, a cosas, a momentos, a etapas, hacer duelos inesperados pero necesarios, cambiar de planes y proyectos… Pero estoy bien segura de que este final, es el inicio de algo mucho mejor para ti, aunque todavía no sea el momento de verlo, porque también este proceso requiere paciencia y un respeto del tiempo. Supongo que será algo parecido a lo que siente un gusano cuando cree que le llega el final, y es entones cuando se convierte en mariposa y puede volar libre, por dónde el quiera, sin mirar atrás. No es un final, es un comienzo, una nueva oportunidad.

Es una oportunidad para saber quién eres, más allá de las máscaras que tuviste que ponerte para protegerte, máscaras que poco a poco ya no irás necesitando, porque cada vez las heridas duelen menos y van cicatrizando. Un buen momento para verte y conocerte, allá en tu alma, fuera de lo que los otros te han contado.

Es una oportunidad para construirte de nuevo, con todas esas partes de ti que han ido formándose en el proceso de caer y sanar. Es un buen momento quizá para dejar atrás otras partes de ti, que aunque te pertenecen, ya no son necesarias para ser quién eres ahora.

Es una oportunidad para quedarte con las relaciones recíprocas. De no ir tras quien no quiere estar contigo, de no dar más de lo que recibes, de aceptar que el otro es como es e irte…Es un tiempo en el que se caen todas las máscaras y ves quien realmente es cada uno. Es un momento en el que se pone todo en un tamiz y lo que no sirve cae, y queda solo contigo lo valioso, lo importante, lo auténtico. También quedará espacio, que pronto se llenará de gente nueva, más afín a quién eres ahora.

Es una oportunidad para cambiar de camino si quieres, de senda de vida, de dejar el caminito que tu sistema familiar había establecido para ti sin querer, sin consciencia, pero con mucho peso.

Es una oportunidad de enfrentarte al miedo, a la soledad,…que nos asusta,  porque olvidamos que realmente estamos conectados al Universo al que pertenecemos y a todas las personas y seres que lo forman.

Es una oportunidad para sacar a flote todos los recursos propios que tenias olvidados, para sentirte fuerte y capaz de afrontar todos los momentos de la vida. La realidad es que la vida nos da a todos de todo, de lo bueno y de lo malo, en diferentes proporciones y hay que estar list@s para transitarlo.

Es una oportunidad para pararte a descansar si lo necesitas. Quizá las cosas vayan despacio, no fluyan como te gustaría, tengas que tolerar la incertidumbre y la espera, tengas que vivir altibajos y emociones encontradas. Si te encuentras así párate y descansa, pero no desistas, no pierdas de vista tu objetivo y tu camino.

Es una oportunidad para entender el para qué profundo de tu vida y de cada experiencia que estás viviendo. Todo tiene un para qué y un sentido, y pronto podrás verlo. No olvides que eres un alma, transitando una experiencia humana.

Es una oportunidad de sonreírle a la vida y de estar agradecid@. Por más difícil que está siendo el proceso, estás transitándolo, estás pudiendo y cuando todo acabe, serás alguien nuevo con más aprendizajes, más sabiduría, más conexión contigo y menos cargas. Lo que quede por caminar, será más liviano porque serás más libre.

Siempre confía.